Un proyecto de UNESCO, junto a la Unión Internacional de Ciencias Geológica, reconoció a tres sitios chilenos entre los 181 geositios postulados para conformar la lista con los 100 primeros geositios relevantes para comprender la historia del planeta. En nuestro país algunos geositios han sido estudiados para entender cómo se originó la vida en la Tierra, así como para la búsqueda formas de vida marcianas.
Por Ignacio Pascual V.
Entre el 25 y 28 de octubre fueron presentados en el Geoparque Mundial de la Unesco de Zumaia, España, los geositios postulados para ser reconocidos como los primeros 100 lugares Patrimonio Geológico Mundial de la Unión Internacional de Ciencias Geológicas (IUGS por sus sigla en inglés), una nueva denominación internacional que reconoce a los geositios de importancia para las ciencias de la Tierra.
Dentro del listado de los primeros geositios reconocidos quedaron seleccionados las Torres del Paine; los géiseres del Tatio, el mayor campo geotermal del hemisferio sur y el tercero más importante a nivel mundial; y los Puquios del Salar de Llamara, un lugar privilegiado para el estudio del origen de la vida en el planeta.
“Lo que busca la IUGS es relevar que estos geositios son importantes para las ciencias geológicas, pero también busca visibilizarlos para la educación y para que la sociedad en general los conozca y pueda entender un poco más de la historia geológica, en este caso, del país. Es importante mencionar que nuestros geositios fueron algunos con los mayores puntajes de la selección que se hizo”, detalló Manuel Arenas, geólogo de la Unidad de Geopatrimonio del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin).
Junto con los mencionados sitios geológicos nacionales, la lista la conforman algunas de las rocas más antiguas del planeta en Sudáfrica, rastros de vida primitiva en Australia y China, algunos de los mejores restos fósiles de dinosaurios de Canadá y el Gran Cañón de E.E.U.U, por nombrar algunos ejemplos de esta impresionante lista.
Más de 200 especialistas de distintas ciencias de la Tierra participaron en la selección, la que fue evaluada por un grupo de 33 expertos internacionales y quienes finalmente, para el caso de Chile, seleccionaron tres de los cuatro geositios postulados por la Subdirección Nacional de Geología del Sernageomin. El cuarto geositio postulado, las lavas de hierro de El Laco, a pesar de quedar fuera del listado de los primeros 100, fue seleccionado entre los primeros 200 geositios de mayor importancia global.
Este reconocimiento otorgado por la IUGS a los 100 geositios -que se pueden consultar en el libro publicado con motivo de este reconocimiento- si bien no otorga protección legal a los sitios “nos da un impulso porque hace varios años se viene trabajando en los geositios, geopatrimonio, geoconservación y geoturismo. En los últimos años esta temática ha ido in crescendo exponencialmente, pero la gente en Chile no es muy conocedora de las geociencias, de su territorio y sus procesos. Somos un poco ignorantes geológicamente hablando”, explicó Arenas.
En una línea similar, para Camilo Vergara, geólogo cajonino que viajó a España invitado por Sernageomin y la IUGS para presentar los geositios postulados por Chile, este reconocimiento podría gatillar en nuestro país la puesta en marcha de mecanismos vinculantes de protección del geopatrimonio, el que a la fecha no es reconocido por la legislación actual, a pesar de que Chile es un país de volcanes, terremotos, glaciares y es considerado a nivel mundial como un laboratorio al aire libre de la geociencia.
“Esto nos va a llevar a que a nivel nacional nos hagamos cargo. Por hacer una analogía, a Gabriela Mistral le tuvieron que dar el Nobel para que después le dieran el Premio Nacional de Literatura, entonces este reconocimiento internacional nos dice que tenemos un patrimonio geológico de importancia mundial que hay que proteger y estudiar”, opinó Vergara.
De hecho, ambos geólogos coinciden en que la educación de las ciencias de la Tierra ha quedado marginada en los curriculum escolares y, a nivel social, la investigación en esta materia no es vista aún como un polo de desarrollo. Sin embargo, geocientíficas y geocientíficos de todo el mundo vienen a Chile a desarrollar investigaciones en la frontera del conocimiento.
Extremófilos, cámaras de magma y vida en Marte
Los 100 geositios reconocidos con la denominación de Patrimonio Geológico Mundial se caracterizan por contener elementos o dar cuenta de procesos geológicos de relevancia científica internacional. Algunos de ellos en investigaciones de vanguardia y en áreas como la astrobiología, disciplina que estudia el origen, evolución y futuro de la vida en el universo.
Tal es el caso de los Puquios del Salar de Llamara, Región de Tarapacá, -impactado en 2018 por proyectos de SQM- en el que se encuentran estromatolitos, la forma de vida conocida más antigua de la Tierra. “Son organismos en la frontera entre lo vivo y lo no vivo, es una mezcla de sedimentos y cianobacterias, algo muy primitivo y hay muy pocos lugares en el mundo donde hay estromatolitos”, explicó Vergara.
Junto con este sitio, los géiseres de El Tatio, el tercer sistema geotermal más importante del mundo, después de Yellowstone (E.E.U.U) y la Reserva Natural Kronostki (Rusia); y el más grande del hemisferio sur con una notable actividad, también se caracteriza por ser un lugar realmente extremo: emplazado a 4.200 msnm en el Desierto de Atacama, en una zona con baja presión atmosférica, recibe una extrema radiación solar y se han registrado temperaturas sobre los 200 grados centígrados en la zona.
Géiseres de El Tatio. Crédito: Sernageomin.
Aún así, en sus rocas hay vida: los extremófilos, organismos vivos como hongos, arqueas y bacterias, entre otros, adaptados a vivir en ambientes en los que, hasta hace unas décadas, se pensaba que era imposible que hubiera vida.
“Es un ambiente poliextremo y en esas rocas hay organismos vivos que se han estudiado mucho en los últimos años como posibles análogos de lo que fue la vida primigenia en la Tierra y de posibles formas de vida en Marte. Solo en 2022 ya se publicaron cuatro investigaciones sobre este tema, uno de estas compara las estructuras de los depósitos terrestres con los que se han encontrado en Marte y ¡hay muchas similitudes!, por eso hay tanta inversión de investigación en estos ambientes extremos y en los extremófilos”, destacó Vergara.
Por otro lado, las Torres del Paine, a pesar de ser un ícono de la Patagonia y una postal ineludible para turistas de todo el mundo, su valor científico es poco conocido.
Esta conformación es un complejo ígneo, es decir una antigua cámara de magma de hace unos 12.5 millones de años, destacada a nivel mundial por ser “una cámara muy completa que se puede observar muy bien producto de la erosión de los glaciares. Los geólogos han podido estudiar la arquitectura y evolución de la cámara, este sitio ha ayudado a entender este proceso”, destacó Vergara sobre Las Torres del Paine, cuyos primeros estudios se remontan a principios del siglo XX por científicos suecos.
Si bien estos sitios fueron reconocidos a nivel internacional, a nivel local la Sociedad Geológica de Chile realiza un inventario de geositios, en el que hay más de 80, dando cuenta de la importante geodiversidad presente en nuestro país.
“Si la gente comprende más los procesos geológicos y entiende más la historia de dónde viven, eso ayudará a que la gente los aprecie más y puedan preservarlo. Esta visibilidad no significa la protección de los lugares pero es un impulso para el desarrollo de la geoconservación”, reflexionó Arenas sobre el reciente reconocimiento y sobre las tareas que nos quedan pendiente como sociedad para poner en valor la Tierra y su historia.
“Esto es un paso para poner los geositios en valor y difundir su importancia con el objetivo de que se puedan proteger, preservar y utilizar de manera sostenible en el futuro”, comenta Vergara, quien también es el director científico del proyecto Geoparque Mundial Cajón del Maipo, y agrega que estas increibles conformaciones geológicas “guardan la memoria de la Tierra, la que nos permite entender el presente y proyectar el futuro”.
*Foto de portada Torres del Paine. Créditos: Sernageomin
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