Si un proyecto no dialoga en absoluto con su territorio, no contiene la información mínima necesaria para conocerlos contaminantes que emitirá, el área que afectará, las especies que dañará, los ecosistemas que destruirá o los derechos fundamentales que puede vulnerar, es un imperativo categórico de la autoridad ambiental que lo evalúa poner término al proceso.
Texto y Fotografía: Pablo Donoso Christie
Actualmente, se encuentra en evaluación el Estudio de Impacto Ambiental del proyecto “Puerto Exterior de San Antonio”. Este contempla expandir la infraestructura portuaria a tres veces lo que es hoy, haciendo desaparecer para siempre entre otras cosas, la última playa de la comuna y su último humedal costero, llamado popularmente “Ojos de Mar”, o “Nge Lafken”, por las comunidades mapuche lafkenche que ancestralmente habitan este territorio. No obstante, haber sido relevado por las comunidades y los organismos sectoriales que participan en la evaluación, dentro de ellos Conaf, Sag y el Municipio de Santo Domingo, que el Estudio carecía de información relevante para poder ser evaluado, la Dirección Regional de Valparaíso del Servicio de Evaluación Ambiental (SEA), no declaró el término anticipado de la evaluación (IRE), contraviniendo así, a la propia Ley Nº19.300 y su Reglamento, los cuales señalan que ante faltas de información relevante o esencial, los procedimientos de evaluación no pueden continuar.
Lo anterior, es de suma gravedad, ya que está en riesgo la infraestructura ecológica de la ciudad, definida principalmente por el humedal “Ojos de Mar”. Esta área, se ubica en la rivera norte de la desembocadura del río Maipo, antaño poblado por las culturas bato, llolleo y aconcagua. La playa de Llolleo, el estuario y el estero San Pedro conforman el régimen hidrológico del humedal, sistema indivisible para su sustentabilidad y la vida de cientos de especies. A la vez, los Ojos de Mar conforman una red interdependiente para la avifauna con la reserva el Yali, la laguna El Peral y el parque Tricao, los que a la vez son un eslabón en la ruta de aves migratorias que vuelan desde el hemisferio norte al Chile austral.
La falta de información relevante y esencial en el EIA del puerto, dada su envergadura, no podrá ser subsanada durante el procedimiento de evaluación mediante aclaraciones, rectificaciones o ampliaciones. Hace improbable la descripción, examen y valoración de su impacto en los ecosistemas y en la biodiversidad, ni en las formas de vida, costumbres y patrimonio cultural de los habitantes de la zona. Esto impide que se evalúen medidas de compensación, mitigación y reparación que sean idóneas para los graves impactos que se generarán con el desarrollo del puerto a gran escala.
Organizaciones como el “Movimiento Ambiental Ojos der Mar Nge Lafken” y la “ONG VIDA.ECO”, entre otras, dentro del plazo para declarar el término anticipado de la evaluación (IRE), solicitaron formalmente en Valparaíso, mediante documentos científico-jurídicos, su declaración al SEA. Sin embargo aún no existe respuesta ni justificación alguna, el procedimiento de evaluación continua y se sustenta en el análisis de un Estudio deficiente que no garantiza los objetivos del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, esto es, prevenir la manifestación de impactos negativos en el medio ambiente.
Las y los habitantes de San Antonio y el litoral central, nos encontramos trabajando en observaciones al EIA que están siendo presentadas dentro del proceso de Participación Ciudadana que vence este 28 de enero, dando una consistencia única a lo planteado y logrando una incidencia pública inusitada. Por primera vez en años nacen crías de pilpilén (haematopus palliatus), voluntaries demarcan senderos interpretativos y áreas de recuperación y anidación, construyen un aula interactiva y miradores. Los pueblos originarios realizan ceremonias en el sector mientras profesores hacen clases al aire libre, compartiendo el espacio con deportistas que corren por la playa entre pescadores artesanales y miles de pequeños playeros (calidris alba) ejecutan una coreografía alrededor de la puesta de sol. La ciudadanía fue clara en la última Consulta Ciudadana; el 97% quiere que se proteja el humedal y sus formas de vida. Actualmente además, organizaciones ambientales, vecinales e indígenas se encuentran trabajando arduamente para impulsar mediante el municipio la solicitud de declaración de Humedal Urbano de los Ojos de Mar, buscando así darle protección oficial.
Desde el territorio, seguiremos ocupando todas las herramientas legales, políticas y de participación para protegerlo y encaminarlo a la sustentabilidad. El SEA, debió haber declarado el término anticipado de la evaluación, sin embargo guardó silencio y decidió continuar con un procedimiento viciado por la falta de antecedentes técnicos. Esperamos que esta deficiencia, sea un espacio para pensar en el mandato y compromisos que como ente de Gobierno tienen de responder en base al bien común y de hacer su trabajo, decidir en perspectiva de desarrollo sostenible, proteger el medio ambiente, propender a la justicia ambiental y cumplir con la especial obligación, en base a compromisos internacionales del Estado de Chile, de preservar a los humedales; ecosistemas esenciales y fuente de vida en medio de la crisis ambiental, social y climática que vivimos.