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Del Tupungato al Aconcagua: Arrieros del Cajón del Maipo exploran el turismo ecuestre en Mendoza

En el marco de la campaña #QueremosTupungato – nuevo nombre de la iniciativa #QueremosParque – que busca declarar reserva nacional a 70.000 hectáreas en la precordillera de Santiago, cinco arrieros chilenos fueron a conocer el trabajo de sus pares argentinos en el Parque Nacional Aconcagua. La excursión buscó comprender el turismo ecuestre del otro lado de la cordillera para replicarlo en territorio nacional.

La cumbre del Tupungato, la montaña más alta de la Región Metropolitana, con 6.570 metros de altura, se encuentra a tres días de caminata por el valle del río Colorado, en el Cajón del Maipo. Esta parte de la cordillera​ es un domo volcánico ubicado en la frontera de Argentina y Chile, uno de los más altos de Sudamérica.

El Tupungato y sus alrededores es el hogar transitorio de comunidades, arrieros y  montañistas que buscan llegar hasta su cumbre. Además, está rodeada de montañas y glaciares que alimentan los ríos que llegan a una rica red de valles cordilleranos.

Sin embargo, la parte baja del valle río Colorado donde se encuentra el Tupungato, no entró en las 142 mil hectáreas (la totalidad de los valles de los ríos Olivares y Colorado) que buscaba proteger la campaña #QueremosParque. En agosto de 2023 el gobierno anunció la creación del Parque Nacional Glaciares de Santiago, una protecciòn parcial solo sobre los 3.600 msnm, dejando fuera valles y humedales altoandinos, hábitats de gran parte de la flora y fauna del lugar y parte importante de las cuencas que proveen de agua potable a Santiago.

Ahora, la nueva campaña #QueremosTupungato, busca crear un refugio para la flora y fauna, construir cultura de montaña, facilitar el contacto con la naturaleza, garantizar el acceso público a ella sin restricciones de privados y preservar la cultura arriera característica del territorio cordillerano, en el sector del Tupungato.

Arrieros, equipo Queremos Tupungato y Sub Secretario de Ambiente, Sebastián Melchor.

La experiencia en el Aconcagua

Plácido Astorga (36), arriero oriundo del Cajón del Maipo, vive en el sector del Alfalfal. Comenzó a desplazar caballos y mulas desde pequeño y ahora trabaja con diferentes montañistas chilenos, europeos y de diversas partes de Latinoamérica, que buscan subir al Tupungato o al Tupungatito, montaña aledaña al volcán.

Desde la campaña #QueremosTupungato lo invitaron para que fuera uno de los 5 arrieros que participaría en la experiencia del Parque Nacional Aconcagua, en Mendoza, Argentina, del 26 al 29 de febrero del presente año.

Esta travesía buscaba “conocer la experiencia del arriero argentino en el turismo ecuestre y ver cómo apoyan a los andinistas con mulas y caballos, además de observar cómo se organizan y se ejecutan los servicios que prestan”, explica Pilar Valenzuela, coordinadora de la campaña Queremos Tupungato.

Plácido empezó la excursión desde su hogar en el Alfalfal hasta el aeropuerto de Santiago. Allí llegaron hasta Mendoza en avión, donde luego de una noche en el Hotel Internacional de aquella ciudad, los trasladaron hasta el Parque Provincial Aconcagua.

Allí llegaron hasta el sector Puente del Inca, donde se quedaron en campamentos, estadía organizada por la agencia turìstica Aconcagua Visión y donde pudieron conocer a los arrieros locales. Al día siguiente, miércoles 28 de febrero, pudieron conocer el Parque junto a los compañeros argentinos hasta el sector Confluencia, en las que intercambiaron diferentes experiencias. Finalmente, el día jueves, regresaron a Chile.

“Compartimos con asesores de gobierno de Argentina, con los arrieros y hablamos de las experiencias de cada uno. Ellos nos contaron las suyas y nosotros las nuestras. Ahí yo iba rescatando las cosas buenas y lo que nos puede servir a nosotros acá”, describe Astorga.

Explica además que arrieros argentinos y chilenos trabajan distinto, entonces fue bueno para poder aprender, pero que también pudieron ver el otro lado de la moneda de situaciones que no les gustaría replicar.

Arrieros del Cajón del Maipo en Parque Aconcagua.

“Ellos trabajan con empresas, por lo que tienen sueldo fijo. Eso significa que si suben casi todos los días en el mes, como lo hacen generalmente, les pagan lo mismo. Sus jornadas pueden llegar a durar casi 12 horas, y eso es muy sacrificado. Lo mismo para los animales, que tampoco son suyos. Acá en Chile, en cambio, por un par de salidas nos pueden pagar lo mismo que hacen ellos en un mes, porque cobramos por todo lo que significa subir con animales”, comenta Astorga.

“Son ese tipo de cosas que fueron buenas aprender porque si llegaran empresas acá por ejemplo, podríamos poner esos límites desde antes”, finaliza el arriero.

Para Astorga, significó una gran experiencia, ya que – como él dice-  “todo es aprendizaje”. Sin embargo, deja claro que no busca la figura de Parque Nacional. Esto, debido a que la declaración del mismo no permite la tenencia de animales, lo que perjudicaría al gremio que representa. 

“Te dicen que vas a poder tener tus animales, pero te van colocando limitaciones hasta echarte por completo. Lo vimos en Río Clarillo en Pirque y en Torres del Paine. Nos conviene que se proyecte el turismo, pero no Parque”, argumenta Astorga, dejando entrever la principal duda y cuestionamiento de los arrieros cajoninos ante esa figura de protección.

En este sentido Valenzuela explica que sobre los 3.600 metros de los Valles de Río Colorado y Olivares se declaró el nuevo Parque Nacional Glaciares de Santiago protegiendo la parte alta de lo que buscaba resguardar Queremos Tupungato.

El problema es que bajo los 3.600 msnm no existe una gestión integral del territorio. Lo que busca entonces la campaña Queremos Tupungato es proteger esas 70 mil hectáreas sin destinación para tener una Reserva Nacional, que a diferencia de los Parque Nacionales sí permite el uso ganadero, de esta forma tener un área en la que conviva el turismo, la conservación y la ganadería responsable.

Benjamín Bustos, presidente del Comité Ambiental Comunal y encargado relacionamiento comunitario Queremos Tupungato, explica que la experiencia del Parque Aconcagua en Mendoza implicó “observar la belleza del patrimonio natural, de su numerosa flora y fauna, junto a la geología que se funde con el patrimonio cultural y la historia de la montaña, que dan un inmenso valor agregado al turista”.

Para Bustos, la identidad y patrimonio de este territorio sigue vivo gracias a sus arrieros, que en temporadas altas recorren a diario el parque, siendo los guías turísticos naturales para miles de personas que suben a esta área protegida. En 40 años de desarrollo arriero, han logrado grandes avances en el turismo sustentable.

“Son muchísimas las experiencias e ideas para el desarrollo turístico sostenible en el Cajón del Maipo. El desafío es tan grande como el de Aconcagua, pero con amor a la montaña, paciencia, buena compañía y un buen mate, no existe cumbre que no se pueda alcanzar”, dice Bustos.

“Además, pudimos compartir con el equipo del Queremos Tupungato y con los arrieros del Cajón de Maipo. Conocimos a Sebastián Melchor, Subsecretario de Ambiente, a Pablo Perello, encargado del Parque Aconcagua, a Mauricio Capitani, a Diego “Pocho” González y a todo el equipo de la agencia “Aconcagua Visión”, finaliza Bustos.

Los arrieros y las cumbres

El Parque Aconcagua recibe más de 400 mil visitantes cada año, de los cuales entre 5 mil a 6 mil se encaminan a su cumbre, cada turista que va a la cumbre deja de forma directa $700 dolares al Parque Aconcagua y un promedio de $5.000 dólares a la provincia de Mendoza, entre alojamientos, comidas, transporte entre otros servicios turísticos . Ante esta demanda, los arrieros mueven más de 900 mulas para apoyar a los andinistas, llevando carga y prestando distintos servicios a los excursionistas.

Un área protegida es un área excelente para el desarrollo del turismo ecuestre, para las comunidades y los arrieros del sector, que pueden seguir haciendo lo que saben hacer, pero con un valor agregado”, explica la coordinadora de la campaña #QueremosTupungato.

El Tupungato ya no es simplemente un volcán de nombre curioso – que significa el que domina o mira al valle – en el límite con Argentina, sino un hito natural ubicado en uno de los pulmones de la región Metropolitana que está atrayendo la mirada de montañistas en busca de nuevas cumbres,  documentalistas, conservacionistas y amantes de la vida al aire libre.

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