Nicolás Gutiérrez comenzó su acercamiento con el montañismo y la escalada a los 13 años. Más de dos décadas han pasado desde ese entonces para quien es un reconocido escalador de la comuna. En la actualidad se propuso abrir nuevas rutas y difundirlas tanto en San José de Maipo como en el resto del país. Amante de ese contacto instintivo con la roca que “todos traemos dentro”, hizo una pausa para conversar con Revista Cajón del Maipo sobre el escenario actual de la escalada en Chile y sus desafíos.
Por Ignacio Pascual
“Estaba entrenando antes de que me llamaras”, es de las primeras cosas que comenta Nicolás Gutiérrez, escalador y guía de montaña oriundo del Cajón del Maipo, que vive en Lo Valdés. Su experiencia escalando en Chile y en el extranjero, sumados a su pasión por dar a conocer este deporte y el montañismo, lo han convertido en un gran comunicador. En sus redes sociales se pueden ver algunas de sus rutas, ascensos y recomendaciones, los que dan cuenta de su ímpetu por potenciar la escalada y contribuir al deporte.
“Cuando publico una ruta nueva mucha gente me escribe y eso para mí es lo más llenador: que te pregunten sobre la ruta. Pongo mucho de mi tiempo para responder a todas las personas que me preguntan”, explica Gutiérrez sobre como él y otros escaladores encontraron en las redes sociales un espacio para difundir su trabajo y así entusiasmar con la escalada.
– Considerando tus más de dos décadas ya inserto en este deporte, ¿cómo ves la escalada en Chile?
-Lo que he visto en estos años es que ha tenido un crecimiento super grande y notorio. Antes era poca la gente que escalaba y era difícil conseguir el equipo. En los sectores de escalada se nota también, los más conocidos casi que se llenan y prácticamente hay que hacer cola para escalar, sobre todo en los sectores clásicos.
Pero este crecimiento también es una preocupación, porque se han visto deteriorado los lugares naturales que son super frágiles, se erosiona el suelo, se acumula basura y la poca cultura de vivir en la naturaleza enciende una alarma en mucha gente. Entonces, por un lado, es un orgullo que el deporte esté creciendo y que uno ha contribuido con eso, pero al mismo tiempo hay una preocupación y responsabilidad al momento de pensar que uno ha contribuido con el impacto.
-Es un escenario desafiante para la sustentabilidad de la escalada, ¿no?
-Totalmente, porque muchos sectores privados se han cerrado, en algunos casos es bueno en términos del impacto a la naturaleza, pero es malo que todos sean privados: las rocas están mayormente en sectores privados y los dueños se aburren de que tiren tanta basura, que pase tanta gente, que rompan las rejas, que no haya respeto y cierran los lugares. Y así la escalada no puede surgir, van quedando pocos lugares a los que se puede ir.
Hay una comunidad grande, no necesariamente con clubes de por medio, que ha ido a arreglar sectores construyendo terrazas y contenedores de raíces; un montón de cosas positivas, pero no sé si da abasto, yo creo que el impacto es mucho mayor. Lo que hay que hacer es ponernos de acuerdo y, por ejemplo, hacer caminos establecidos, promover la cultura de cuidado de la montaña, llevarse la basura, etc. La gente se ha dado cuenta de la erosión y se está organizando.
-Tu decías que las rocas están mayormente en sectores privados, ¿cómo ves el acceso a la montaña para las y los escaladores?
-Está super difícil y frágil el acceso. La mayoría de los valles están cerrados actualmente, de partida aquí en el Cajón ya no tenemos ningún valle que llegue a la alta montaña, están todos cerrados. Si bien se ha llegado a acuerdos con privados o entes públicos que están a cargo, no es un acceso garantizado para nada, cuando quieren cierran.
Nos enteramos hace poco que el valle del río Volcán también lo van a cerrar a la altura de la yesera. Entonces, el último valle que quedaba libre para la alta montaña lo están cerrando, es desalentador el panorama. Y no se trata de echarles la culpa a los dueños de los terrenos, porque si no es ese dueño, va a ser otro. El problema va por las leyes y es preocupante porque como deportista te sientes encerrado… limitado para visitar los tremendos monumentos naturales que tenemos en los valles.
– ¿Cuáles son los principales lugares para escalar en el Cajón?
– Hay muchos, pero en el cajón del río Volcán, justamente el que van a cerrar, se hace montañismo y escalada desde hace mucho tiempo. Dicen que con un permiso se va a poder pasar, pero todo está cada vez más trabado y los trámites y la burocracia van alejando más la montaña.
Otro lugar muy clásico, e importante por su accesibilidad, es el sector del Manzano que es muy masivo y están super delicados los accesos. Si bien el dueño del terreno no ha limitado el acceso a las rocas, durante años el cambio de dueños se ha traducido en que se van cerrando todas las pequeñas entradas que hay en el cerro.
Este lugar igual es súper frágil porque si el dueño no quisiera dejar pasar más, estamos fritos, porque la ley ampara eso, puede cerrar. No hay una protección hacia el deporte en sí. En otros países sí se reconocen a las rocas como un lugar de deporte natural y hay que dar acceso.
– ¿En qué países has podido ver esa protección?
-En Bolivia los lugares naturales son casi todos de las comunidades, las que se hacen cargo del lugar, de ordenar senderos y cobrar para poder sustentar su microeconomía y el turismo. Funciona bastante bien y siempre va a haber acceso garantizado, porque culturalmente ellos respetan las montañas como lugar espiritual y todos debemos tener acceso a ellas.
En Pakistán está todo normado por el gobierno, con permisos y pagando a las agencias puedes llegar a todas las montañas. Allá potencian su turismo local, entonces si quieres ir de expedición a sus montañas, tienen que contratar una agencia pakistaní que te respalde, te dan carpa y todo un formalismo que sí garantiza el acceso y a la vez potencian su economía.
En Los Dolomitas, en Italia, los accesos son todos gratis, es sorprendente. Y más que cobrar por la pasada, cobran por los servicios como camping, bares, restoranes y otros servicios externos. No se ve esto de cobrar por la pasada ni cerrarla porque no se puede. Ellos tienen una cultura de montaña super arraigada y por ley no pueden cerrar las rocas.
– ¿Crees que estos modelos puedan replicarse en el Cajón?
-Acá más bien se cierran los accesos, empiezan a poner portones y la gente pasa por un lado y otro. En algunos casos se ha dado que los privados dan acceso y ha resultado, pero luego cambia la concesión o el dueño y ya no funciona más, nunca ha sido algo duradero en el tiempo, siempre hay incertidumbre. Se han abierto tremendos sectores de escalada y después se han cerrado.
Desde que el valle del Olivares pasó a ser de Bienes Nacionales se creó todo un protocolo que ha funcionado, me gusta, es fácil sacar el permiso. Lo único malo es que es super baja la capacidad de carga para un valle tan grande, son poquitos permisos y es fácil que se acaben, pero he visto que ha funcionado y tengo fe de que van a mejorar esos detalles a medida que pase el tiempo.
– ¿Tú crees que la escalada se pueda masificar?
-Totalmente. Puede ser un deporte nacional si se pensara de esa forma porque somos un país de cordillera. Se puede masificar acercando a la gente a la montaña. De partida teniendo un acceso garantizado y, por ejemplo, de parte de los municipios poner los búlder.
Imagínate que pusieran búlder en todas las plazas de Chile, automáticamente sería un semillero, obviamente acompañado de algún programa, pero yo he visto que incluso solo poniendo un búlder y colchoneta, se da de forma natural la escalada.
-En ese sentido, ¿encuentras que la escalada hoy es más asequible que antes?
-Ahora es mucho más fácil conseguir equipo, pero es mucho más caro también. Las cosas han subido de una forma un poco incoherente: las cuerdas están entre 200 a 250 mil pesos y antes costaban 80 mil pesos. Eso aleja un montón de gente, no todos pueden acceder al equipo, que es caro y hay que renovarlo.
Pero para la escalada en su forma más natural en roca solo debes tener manos y pies, hay gente que incluso escala a pata pelada, es super natural la escalada, es algo instintivo, todos traemos dentro.
Entonces en verdad si alguien le gusta, va a escalar con cualquier zapatilla, no necesariamente necesitas el último equipo y en cuanto al montañismo, que yo también realizo, requiere más equipo todavía, pero hay alternativas como la ropa americana y otras. El que la quiere hacer la puede lograr y eso conlleva un esfuerzo económico como cualquier deporte o actividad que requiera equipo.
“Uno se mete en la naturaleza”
Nico o “Negro”, como le dicen sus amigos, escaló en Torres del Paine y de forma recurrente viaja a Cochamó y se queda por meses para escalar en una zona conocida como la “capital nacional de la escalada”. En sus ascensos ha visto de cerca a la fauna y en un estado de máxima concentración, dice, la vida del escalador no solo depende de una cuerda y de sus habilidades, sino que también de la voluntad del entorno.
“Hasta que no bajes de vuelta, tu vida está dependiendo 100 por ciento de tus habilidades y de la naturaleza, estás todo el rato mucho más conectado, agradeciendo y pidiendo que todo salga bien. Estás atento a todos los factores como la temperatura, las nubes, el viento, qué hay arriba tuyo, etc. Te conectas con los horarios de la naturaleza”, comenta el escalador que junto a Hernán Rodríguez, “Pancho” Herrera y “Seba” Rojas, protagonizaron el cuarto capítulo de la serie Andes Indómitos, que documentó su ascenso a la gran pared de Huinay: 1.430 metros de granito en la Región de los Lagos.
– ¿Cómo fue la experiencia de realizar la ruta de Huinay?
-Hace un montón de tiempo teníamos ganas de explorar esa zona, habíamos explorado valles cercanos y todo, pero sabíamos que ahí había un tesoro en cuanto a la escalda y lo que es el patrimonio natural de Chile: es una selva casi intacta, es una región poco explorada, no está tan lejos pero no hay carretera ni nada, se tiene que llegar en embarcación.
Fue una experiencia increíble, no todos los días conoces un lugar prístino, fue super enriquecedor, aprendí un montón de la naturaleza. Algo que no se ve en el documental es el montón de esfuerzo que significa llegar a esos lugares, de repente no se ve lo que cuesta abrir una ruta, pero es caleta de trabajo.
De hecho, la cordada nacional logró por primera vez llegar a la cima de esta pared de granito escondida en la Patagonia septentrional, una década después del primer intento de conquistar la cima del macizo rocoso. La travesía duró 20 días y durante este tiempo durmieron en la vertical muralla, confiando sus vidas a su experticia.
– ¿Cuáles son tus lugares preferidos para escalar o los que atesoras en tu memoria?
-Soy un fanático de Cochamó, voy casi todos los años a escalar, es como el paraíso, de los mejore lugares en Chile, le tengo mucho cariño. También he escalado en Las Torres del Paine, he escalado ahí unas cuantas veces y he aprendido un montón de ese lugar, pero el Cajón también es increíble.
Otra cosa que es muy interesante de Chile para un escalador que le gusta abrir ruta, es la exploración. Hay lugares como Huinay que son una joya, son paredes que nadie tiene ideas donde están, con accesos super difíciles, cosa que la hacen más entretenida porque es una aventura real escalar esas paredes, abrir senderos, cruzar lagunas navegando, adentrarse en la selva. El potencial de Chile en cuanto a la exploración es alucinante, es lo más llamativo y dan ganas de vivir en Chile.
– ¿Cómo ven a Chile desde el extranjero?
-Chile está super bien posicionado por sus tremendas paredes, tienes varios de los mejores lugares del mundo, nada de qué quejarnos, solo agradecer estar acá.
– ¿Has tenido encuentros cercanos con esa naturaleza a la que accedes mediante la escalada?
-La escalada te permite esa conexión con la naturaleza, te metes en la naturaleza donde no hay muchos humanos y ahí están los reinos animales y vegetales. He tenido la suerte de ver cóndores a medio metro, casi tocándolos, pumas, zorros se ven todo el tiempo. Estoy todos los días viendo animales, conociendo la flora y fauna a concho, lagartos, arañas gigantes, estás a concho con la naturaleza, pasa a ser algo normal casi.
El otro día vi un guanaco en el valle, en San Fernando, un poco más al sur de Santiago, está lleno de guanacos en otros lados. Es hermoso ver guanacos en este lugar que se pensaba que estaban extintos. En el Cajón también he visto guanacos, eso es sorprendente porque aquí sí que no se ven. He visto en el volcán San José y en el valle de La Engorda.
Al dormir a la intemperie escalando, disfrutar la naturaleza de manera mucho más intensa que solo ir por el día. A veces te toca pasar noches de frío bajo las estrellas sin mucha ropa, es toda una aventura, es volver a tener una aventura con la naturaleza. Es como volver al pasado. En el fondo vuelves a valorar las cosas simples de la vida y también que tu vida depende de la naturaleza.
¿Qué tan relevante puede ser la escalada en la vida de una persona?
-Soy fiel creyente de que entre más gente haya conectada con la naturaleza, con cariño por la naturaleza en este caso a través de un deporte, la gente va a defender más los espacios naturales, porque nadie va a defender algo que no disfruta. Casi toda la gente está alejada de la naturaleza. Yo veo un poco una salvación de la naturaleza a través de los deportes de montaña.
Ojalá que la gente se acerque a la naturaleza, que vaya a conocer los lugares naturales de forma responsable sin dejar rastro y sin dejar basura o no vamos a poder compartirlo con otras generaciones, sería superegoísta, hay que acercarse de forma respetuosa.
– ¿Qué se viene en términos de la escalada y del montañismo para Nico Gutiérrez este 2023?
-Tengo varios pequeños documentales que se vienen, pero en proyecto, entonces personalmente hasta que salgan los proyectos a mí no me gusta promoverlos. Cuando salga el proyecto le damos difusión.
Pero me mantengo escalando, yendo a la montaña y abriendo nuevas rutas. Ya estoy planeando varias nuevas rutas, en cualquier momento van a ver nuevas fotitos.
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