Heráclito tenía razón “ningún hombre puede cruzar el mismo río dos veces”, el río Mapocho es una muestra de ello, en otro sentido por cierto.
Las sucesivas generaciones que han habitado la ciudad de Santiago han convivido con una diversidad de expresiones “del Mapocho”. Un río en el que se pescaba, un río en el que los universitarios de fines de los ‘60 y principios de los ‘70 navegaron como parte de sus actividades iniciáticas, un río revuelto que es parte de la historia más oscura de nuestro país, un río contenedor de las pobrezas más extremas en esos inviernos de la década del ‘80 en que hasta casas arrastraba su torrente rabioso desbordado por el invierno. A fin de cuentas un río ominoso que decía mucho de nuestra historia y sociedad, que avanzaba feo y hediondo como una herida supurante que no había cómo ocultar, ni esos parques y paseos preciosos lograban que el espacio se habitara.
Por Pilar Jiménez
Ya a fines de 1800 George P. Marsh afirmaba que “toda la naturaleza está unida por lazos indivisibles” y así es. En el Volcán Maipo nace el Río Maipo, principal afluente del río Mapocho. Las aguas de Santiago, Chile y el planeta están todas conectadas entre sí.
Un río permite el desarrollo de un ecosistema que tiene diversos impactos, su presencia permite el desarrollo de una cuenca que cuenta con la función de sus aguas para la generación de la vida en todas sus expresiones y claro, el crecimiento de la población y el área urbana fue aumentando la descarga de aguas servidas en el río, convirtiéndolo en lo que la mayoría de los santiaguinos hemos conocido.
Así, llegamos al año 2007 en que la Empresa sanitaria Aguas Andinas propone un proyecto llamado “100% Saneamiento de la Cuenca de Santiago”, que permitiría en una primera etapa limpiar el 87% de las aguas servidas y posteriormente el porcentaje restante. Esto sería posible con una millonaria inversión en la que se agregaría una nueva planta de saneamiento y otras diferentes inversiones de mejora.
De a poco fuimos presenciando el cambio en el río, en silencio y sin mucha propaganda, a partir del 2012 los alrededores del Mapocho comenzaron a resultar en una invitación a cruzarlo, mirarlo, hacer deporte y quedarse en esos pastos sombreados como un balneario que cruza la ciudad.
Desde hace algunos años hemos ido presenciando también la aparición de diferentes iniciativas que han buscado hacer el río y su lecho más nuestro, acercar el Mapocho a nuestras actividades cotidianas y de fin de semana. Una de ellas es @mapochoVivo, fundación que tiene el propósito de promover el cuidado del río a lo largo de sus 16 comunas y 110 kilómetros de largo. Joaquín Moure Figueroa es su fundador y se ha dado a la tarea de estudiar, preservar y divulgar el patrimonio natural asociado al río desde 2019.
Un efecto relevante de este interés, que surge desde la cabeza de un técnico agrícola y muralista, es que se han encontrado 120 especies de Flora y Fauna nativa que habitan la cuenca. Así, en un par de años ha ido emergiendo el interés de la ciudadanía, niños incluídos, de descubrir el Mapocho y sus riquezas, por medio de excursiones, avistamiento de animales y aves, entre otras actividades que permiten que las personas vivan y experimenten este río que cruza la ciudad.
De la misma manera que se conectan los ríos, se conectan las personas. Los individuos y sus ideales fluyen hacia un propósito común o complementario que aumenta el caudal de impacto social. Así, aparece Rodrigo Hevia, gerente comercial de Lugar Común, empresa chilena especializada en el diseño y fabricación de juegos infantiles de exterior, para recreación infantil en plazas, parques, jardines infantiles y otros. Asimismo, es fundador del colectivo Slalom del Maipo, que busca hacer más conocido su deporte y abrir la posibilidad de pensar el río como un espacio público de uso más diverso.
Rodrigo Hevia tomó contacto con Joaquín Moure con el fin de lograr una sinergía que permitiera darle una dimensión más rica a la idea del río de la que tenemos tradicionalmente. Surge entonces la actividad desarrollada el día domingo 17 de julio en el río Mapocho, en que un grupo de alrededor 15 kayakistas entraron al río por La Concepción y salieron por la Estación Mapocho.
No es la primera vez que kayakistas bajan el Mapocho, sí la primera vez que la bajada fue inclusiva. Entrar y salir del río no resultó ser una tarea sencilla, para alcanzar el río desde la calle se instalaron cuerdas para los kayaks y sus dueños, por lo que la logística de esta acción es lenta.
Hoy se puede realizar una actividad como esta porque el río luego de años de inversiones por parte de Aguas Andinas está limpio, sin embargo, la limpieza de las aguas no es el único requisito relevante a la hora de cuidar el río y su cuenca. La bajada en kayak dejó al descubierto cerros de basura. Por lo que la ciudadanía, sector privado e institucionalidad privada tienen mucho que hacer todavía en este aspecto. Lo que le pasa al río, nos pasa a todos.
Rodrigo Hevia, el ideólogo de esta acción inclusiva de kayaks en el Mapocho, es ya un habitual de las aguas blancas, practica slalom en el río Maipo. El slalom es una disciplina olímpica, super técnica que no necesita de grandes extensiones de río. El objetivo es pasar por unas puertas que están asociadas a las corrientes, de manera que se necesita la instalación de una pista en un trecho de río con cuerdas y puertas.
La practica del slalom fue creando comunidad, de manera que al día de hoy existe un colectivo llamado “Slalom del Maipo”. Es este grupo el que dio con un espacio idóneo para la practica del deporte en el Cajón del Maipo. En el camino El Toyo, a la altura del Manzano habilitaron dos pistas, una más compleja y otra con la idea de hacer escuela, aún así no es un lugar para principiantes. En los tres meses que llevan funcionando han realizado actividades casi todos los fines de semana.
El terreno que están utilizando es privado. Está abierto, cuenta con un camino y estacionamiento. Esta entrada conecta con un rápido y luego con un plano. Es un lugar seguro para la practica de esta disciplina.
Los días de actividad, se encuentran distintas agrupaciones y deportistas del slalom, se arman grupos de hasta 30 personas ávidas de un espacio de practica que reúna las condiciones adecuadas para desarrollarse.
La comuna de San José de Maipo, va desde la localidad de Las Vizcachas hasta el límite cordillerano con Argentina, tiene una extensión de aproximadamente 5 mil kilómetros cuadrados y cerca de 17.500 habitantes. Tiene una clara vocación cordillerana y ribereña.
En la extensión del Cajón del Maipo se pueden practicar una serie de deportes y actividades asociadas a su entorno natural. A saber: senderismo, escalada, sky, bicicleta, avistamiento de flora y fauna nativa, kayak, slalom, rafting, cabalgata, entre otros. La potencialidad de este territorio que abre sus puertas a 25 kms. de la ciudad de Santiago, es enorme, y así se hace notar fin de semana tras fin de semana en que visitantes de toda la ciudad buscan algo de este maravilloso entorno natural, sin embargo, hasta ahora y por razones que están lejos de ser abordadas en este artículo, no existen las condiciones para desarrollar estas actividades por los habitantes de la comuna y mucho menos por los visitantes.
Sin ir más lejos, es sorprendente que uno de los ríos más importantes de la Región Metropolitana, el Maipo, no cuente con un espacio ribereño que invite a habitantes y visitantes a desarrollar actividades propias de un lugar con río.
Una comuna con estas condiciones topográficas y tan cerca de la ciudad, parece un tesoro natural que no ha sido visto en función del aporte que podría ser respecto al mejoramiento de la calidad de vida de habitantes y visitantes. Tomando en consideración las características físicas de la comuna cabría por ejemplo preguntarse sobre los planes y programas educativos en la zona. ¿Incorporan la perspectiva de cordillera y ribera?, ¿Con qué herramientas distintivas del territorio al que pertenecen egresan los estudiantes de San José de Maipo?, ¿Qué programas estatales y privados toman en consideración el territorio?
La comuna de San José de Maipo parece una piedra preciosa sin pulir. Ya viene siendo hora de comenzar esas conversaciones valientes y poderosas que nos permitan ir transformándonos en un territorio en el que personas y naturaleza estemos entrelazados y conectados sin tener que entrar por espacios no habilitados.
“Todos somos arroyo de una sola agua” (Raúl Zurita, 2003) y por lo tanto, todos deberíamos tener acceso libre a un río del que somos parte y en que podemos desarrollarnos de acuerdo a nuestro propósito de vida.
*Foto portada Octavio Kappes
¿Te gustó este artículo?
Revista Cajón del Maipo tiene como objetivo crear conciencia del cuidado de la naturaleza, montaña, flora, fauna, cultura y patrimonios de los distintos ecosistemas. Puedes aportar a nuestro medio independiente, accediendo a un diseño y material exclusivo, adquiriendo la Revista Cajón del Maipo en versión on-line por solo $2500 pichando acá.