De a poco fuimos presenciando el cambio en el río, en silencio y sin mucha propaganda, a partir del 2012 los alrededores del Mapocho comenzaron a resultar en una invitación a cruzarlo, mirarlo, hacer deporte y quedarse en esos pastos sombreados como un balneario que cruza la ciudad. Desde hace algunos años hemos ido presenciando también la aparición de diferentes iniciativas que han buscado hacer el río y su lecho más nuestro, acercar el Mapocho a nuestras actividades cotidianas y de fin de semana.